Aunque no lo parezca, las uñas son un tipo de piel modificada y no cumplen funciones decorativas. Protegen las últimas falanges de los dedos, proporcionan apoyo para las puntas de los dedos de pies y manos y nos ayudan a llevar a cabo acciones como rascar una superficie o desatar un nudo. Su estado puede ser indicador de salud y requieren cuidados especiales para mantener su firmeza y evitar su deterioro. La alimentación, la higiene y la manicuría pueden mejorar su estado y disminuir el riesgo de infecciones.
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Una uña sana tiene una forma ovalada, es lisa y con un color parcialmente rosado. Dicho color se debe a la gran vascularización que existe en el lecho epidérmico y a las características transparentes de la uña.
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Las uñas tienen entre un 7 y un 16% de agua, que es conveniente mantener para que su flexibilidad y dureza sean las adecuadas.
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Los grandes enemigos de las uñas son el agua, los productos detergentes, los malos cosméticos, quitaesmaltes mal formulados y abrasivos, sustancias alérgicas, golpes…
- Las manchas blancas en las uñas se deben a microtraumatismos, pequeños golpes directos sobre ellas que hacen que se separen las capas interiores, sin que la externa sufra deterioro